En los años 70 del siglo pasado se desarrolló la teoría cuántica de campos en la que las partículas subatómicas existentes así como otras postuladas a base de los mismos principios físicos quedaban descritas basándonos en sus propiedades cuánticas.
Las partículas se reducen a perturbaciones de los campos que interaccionan a través de las cuatro fuerzas fundamentales. La gravitatoria o la electromagnética son las más conocidas y visibles a nivel macroscópico. A estas dos se añaden dos fuerzas nucleares (su rango de actuación no es infinito y está comprendido a distancias inferiores o similares al núcleo atómico) conocidas como fuerza nuclear débil y fuerte.
La fuerza nuclear débil y electromagnética se pudieron unificar en la llamada teoría electrodébil introduciendo además del fotón los bosones W y Z. Los bosones son partículas cuya existencia se relega a las interacciones de las partículas con las distintas fuerzas). Por otro lado, la cromodinámica cuántica añadió una nueva propiedad -el color- a los recién descritos quarks. Los quarks a su vez, forman otras partículas conocidas como el neutrón o el protón.
Sin embargo la gravedad no ha conseguido ser cuantizada ni incluida en una teoría cuántica de campos (ni en ninguna teoría del todo) por eso no listamos ninguna partícula “gravitón” encargada de media en la fuerza gravitatoria, ya que es incompatible con este modelo.
La tabla (en imagen, pero también en PDF) recoge la organización esquemática y propiedades de las partículas básicas del modelo. Los bosones como mediadores de interacciones y los fermiones como partículas elementales (leptones y quarks). Con los fermiones se pueden construir una plétora de partículas (cientos) entre las que se incluyen el protón y el neutrón. Algunas de ellas se comportan como fermiones (bariones) y otras como bosones (mesones).
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